Para consumir alimentos y utilizar productos comerciales con seguridad es conveniente entender la naturaleza de los fenómenos que afectan a los materiales.
Las propiedades nutricionales de los materiales comestibles (alimentos) o la utilidad de una sustancia química cualquiera muchas veces se ponen en duda cuando observamos que le han ocurrido cambios. Y es aquí donde se hace necesario que seamos capaces de identificar si esos cambios han afectado la estructura química interna de esos materiales (si el cambio ha sido químico). En esta ocasión se dedicarán unas líneas para identificar algunos fenómenos que afectan a sólidos y líquidos.
Cuando calentamos un sólido este tiende a ablandarse, y a medida aumenta la temperatura, se puede llegar a convertir en un líquido mientras permanece caliente. En este caso decimos que ese sólido ha sufrido una fusión (se ha derretido). Un ejemplo de ello lo constituye la “cera” que se utiliza para depilar la piel. La misma se calienta, se vuelve líquida, y una vez se aplica se endurece debido a que se enfría. A este fenómeno contrario a la fusión, en la que el líquido se endurece, se le llama solidificación.
Cuando observamos sólidos y líquidos pueden ocurrir dos fenómenos que es importante poder reconocer. Si se toma Cloruro de Sodio, (NaCl), la sal común utilizada en la cocina; y se disuelve en agua, en ocasiones ocurre que usted observa que parte de la sal disuelta se separa del agua y se pega de las paredes del recipiente que lo contiene. Es el mismo fenómeno que ocurre cuando vamos a la playa y salimos del agua.
Los rayos del sol nos secan el agua y sobre nuestra piel pueden quedar pequeños cristales de las sales que están disueltas en el agua del mar. Muchas veces da la sensación de que se trata de arena.
En los casos anteriores, lo que ocurre es que un sólido que previamente está disuelto en un líquido se separa, y se convierte de nuevo en sólido. A este proceso se le llama cristalización.
La fusión, la solidificación y la cristalización son fenómenos físicos, en consecuencia, no afectan la estructura química interna ser se forma un sólido, puede asegurar que ha ocurrido un proceso de precipitación esta precipitación no tiene nada que ver con los materiales. Por tanto, cualquier sustancia que haya sufrido uno de estos fenómenos puede ser utilizada con toda confianza en la alimentación o cualquier otro proceso para el cuál ha sido adquirida.
Sin embargo, cuando usted mezcla líquidos y en su interior se forma un sólido, puede asegurar que ha ocurrido un proceso de precipitación (esta precipitación no tiene nada que ver con la lluvia).
La precipitación también puede ocurrir como consecuencia de reacciones promovidas por la luz o el calor. Hay ocasiones que un líquido almacenado con el tiempo se le forma como una especie de piedra de un color diferente en su interior. Estos sólidos formados de esta manera se corresponden con sustancias precipitadas. En consecuencia, el líquido almacenado inmediatamente debe quedar bajo sospecha de que está dañado.
La precipitación y la cristalización son dos fenómenos diferentes que se presentan en los líquidos y que no deben confundirse. Aunque en ambos se forman sólidos en el seno del líquido, en la precipitación, sí queda alterada la estructura química de la sustancia que estaba disuelta. Por tal razón, la precipitación entra dentro de los fenómenos químicos. Esto significa que la sustancia que estaba disuelta ya no es la misma que se ha precipitado.
Es común comprar acetaminofén en forma líquida para su uso en infantes. Después de utilizarse, y una vez el infante recupera su salud, se suele guardar lo que sobra. Con el paso del tiempo se puede llegar a formar un sólido (como una piedra ligeramente oscura) en el interior del mismo. Debe quedar bien claro que ese sólido que se le formó dentro del líquido, puede ser cualquier sustancia, menos acetaminofén.
Por tanto, productos que hayan sufrido una precipitación deben ser preferiblemente desechados porque han iniciado un proceso de cambio químico (si no se han dañado, al menos, se han comenzado a dañar).
Una prueba para diferenciar la cristalización de la precipitación se puede realizar si conocemos el tipo de disolvente en el que se ha formado el sólido. Por lo general, agregando más disolvente podemos disolver los sólidos que han cristalizado. Por el contrario, los sólidos que son el resultado de una precipitación no se disolverán.
Es posible que las precipitaciones químicas más conocidas sean la coagulación de la sangre (precipitación de las proteínas fibrinas) y la formación de grumos en productos obtenidos a partir de la leche (precipitación de la proteína caseína).
En síntesis, cuando los materiales queden afectados por fenómenos físicos pueden ser utilizados con toda seguridad. Mientras que cuando un material ha sido afectado por un fenómeno químico, lo recomendable es desecharlo.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te dan los conocimientos básicos de la Química!
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. huco71@gmail.com
POR EL DOCTOR HUMBERTO CONTRERAS VIDAL